GÉNERO
Frecuentemente se confunde sexo y género cuando si bien el
sexo determina el género, ambos conceptos tienen significados bien distintos.
Sistema sexo-género
Sexo: es el conjunto de características físicas, biológicas
y corporales con las que nacen los hombres y las mujeres, son naturales y
esencialmente inmodificable.
Género: es el conjunto de características psicológicas,
sociales y culturales, socialmente asignadas a las personas. Estas
características son históricas, se van transformando con y en el tiempo y, por
tanto, son modificables.
El conjunto de arreglos a partir de los cuales una sociedad
transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana es lo
que fundamenta el sistema sexo-género.
Género no es sinónimo de mujer.
Construcción social de género
El género es un elemento constitutivo de las relaciones
sociales, es una construcción social que supone un conjunto de acuerdos tácitos
o explícitos elaborados por una comunidad determinada en un momento histórico
determinado y que incluye a los procesos de enseñanza-aprendizaje
El género es una variable de base sobre la que actúan las
otras dimensiones generadoras de diferencias (etnia, edad, nivel educativo,
clase social, ingresos, condición rural o urbana, etc.) por lo que los frenos y
transformaciones en el ámbito de género influyen en las otras y viceversa.
Como elemento constitutivo de las relaciones sociales, el
género se expresa en:
- Símbolos culturales: visualizan las representaciones
sociales de ambos sexos,
- Conceptos normativos: polarizan y reprimen comportamientos
y tareas,
- Instituciones y políticas: reproducen y valorizan la
asignación de roles y capacidades,
- Identidad subjetiva: posiciona y determina el proyecto de
vida de unos y otras.
Naturalización de los roles de género
Los roles o papeles de género son comportamientos aprendidos
en una sociedad, comunidad o grupo social determinado, que hacen que sus
miembros perciban como masculinas o femeninas ciertas actividades, tareas y
responsabilidades y las jerarquicen y valoricen de manera diferenciada.
La constante asignación social de funciones y actividades a
las mujeres y a los hombres naturaliza sus roles. Esta naturalización de los
atributos de género es lo que lleva a sostener que existe una relación
determinante entre el sexo de una persona y su capacidad para realizar una
tarea
Considerar como "naturales" los roles y las
capacidades es creer que son inmutables. Reconocer y descubrir que estas
características, supuestamente fijas e inamovibles, son asignaciones culturales,
es lo que permite transformarlas.
Desnaturalizar la percepción que se tiene del ser varón o
mujer y reconocer que sus roles y capacidades han sido socialmente adjudicados
permite pensar de otro modo los lugares que ambos pueden ocupar en la sociedad.
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